Recuerdos
Escrito por: Un ex-marino
En mi época de marino mercante y en aquellos días en que la mar se mantenía en calma, me levantaba temprano y me dirigía a la proa del buque, porque me encantaba y fascinaba contemplar la salida del sol al amanecer, mientras, al mismo tiempo respiraba al pairo de la leve brisa marina.
Era un espectáculo magnífico, una sinfonía de luz y color, una sobredosis para la retina, que siempre conseguía emocionarme.
En tal momento no sentía, ni el desplazamiento ni la inercia del buque, era como si estuviera solo en medio del océano totalmente aislado, formando parte y un todo de aquel cuerpo celeste, que surgía como del fondo del mar con su resplandor dorado, y formara parte del universo estático, en la bóveda del tiempo con un silencio tal, que casi me parecía oír el suave roce del astro sol saltando la tapia del horizonte del océano.
Nunca volveré
a vivir nada parecido
Fueron 20 años de marino, una de las mejores épocas de mi vida. Nunca volveré a vivir nada parecido y siempre le estaré agradecido al mar, que tanto amo, porque tanto me dio, y que en su momento… dejó que volviese junto a los míos.

Pura poesía. El escritor es capaz de retener un maravilloso y fugaz momento de la vida infinita y trasladarla al papel.
Seguro que el marino habría deseado dejarse llevar y envolver por el infinito para siempre. Dormir en tan maravilloso sueño… luego en un supremo esfuerzo de renunciación, regresar al mundo de los “vivos”.
Enhorabuena.