El rey del mambo

Escrito por: David G.

Llevo varios meses preso, y todo por la puta droga. La coca, el hachís, el alcohol y la marihuana son los culpables de que yo esté aquí.

A los catorce años, comencé a fumar porros casi a diario, y a los dieciséis, cuando empecé a salir de fiesta dos o tres días a la semana, conocí la cocaína. Al principio sólo la vendía, pero, luego, venderla era el motivo para que a mí me saliera gratis. Por esos años me estrené cometiendo algún que otro pequeño robo. Los fines de semana los vivía a tope, los dedicaba a salir hasta las 8 de la mañana, porque a esa hora cerraban todas las discotecas y pubs, y en los afters no me dejaban entrar por ser menor de edad.

PorroAsí continué hasta los dieciocho años. Me saqué el carnet de conducir, y las cosas fueron a peor. Recuerdo un día en que me metí un gramo de coca de un tirón y comencé a sentirme muy chungo. Eran las cinco de la mañana, estaba fuera de la discoteca, sin camiseta, a dos grados bajo cero, vomitando todo el alcohol que había bebido, sudando, y con un frío espantoso. Lo pasé tan mal que aún hoy me dan escalofríos al recordar ese día.

Tras ese acontecimiento, en que casi la palmo, comprendí que la gente que tenía cerca y que yo consideraba “amigos”, sólo eran mis amigos si había cocaína, dinero o cenas gratis, y cuando las cosas se pusieron chungas me dejaron tirado como una mierda.

Algunas veces tardaba en aparecer por casa, hasta tres días. Mi familia flipaba, porque no entendían de dónde sacaba tanto dinero. Me auguraban que, con ese ritmo de vida, terminaría muy mal.

Pero a mis padres no les hice ningún caso, y no fue porque no me lo repitieran miles de millones de veces. Yo me creía el rey del mambo, y por eso sentía que podía hacer lo que me diera la gana, cuando quisiera, como quisiera y con quien quisiera, pero… estaba muy equivocado. Mis acciones y mi comportamiento tuvieron sus consecuencias y me condujeron, como no podía ser de otro modo, a la cárcel.

Sentía que podía hacer
lo que me diera la gana

Con las drogas siempre te cortas los dedos. Los problemas comienzan cuando te acostumbras y quedas imposibilitado, anulado y dependiendo de una puta sustancia. Te levantas cansado y desmotivado, todo lo que haces te cuesta más. Fumas para calmar el mono y, sin saberlo, te metes en una espiral ascendente de estímulo-recompensa. Los “problemas” se tornan tranquilos, dejan de preocuparte y terminan por no existir, y ésa es su peor cara, ya que te engañas, vives en una mentira, deformas la realidad gota a gota y pones soluciones “tranquilas” a problemas que no son tranquilos, y, lógicamente, terminas tarde o temprano dándote el hostiazo padre, y con ello te has cortado los dedos.

drogasLo que se debe hacer es hinchar el pecho y sacar la pereza de la vida, cambiándola por esfuerzo y constancia. Si te mantienes así, en nada te llegará la motivación y, poco a poco, comenzarás a remontar. Y es que, cuando eres consumidor de drogas, de cualquier droga, tienes un problema, un problema grave; aunque tú no te hayas dado cuenta, los demás SÍÍÍÍ!!!

Conozco a muchos que consumen drogas porque dicen que así se sienten a gusto. También hay otros que lo hacen para evadirse, y todo eso es mentira… También otros consumen sólo cuando se juntan con aquéllos que lo hacen, y así se creen mejores o algo parecido. Por último, otros saben que están enganchados y que eso es malo; digo “malo”, pero es “muy malo”. Éstos son conscientes de que tienen un problema, pero todos ellos, absolutamente todos tienen un problema que no pueden solucionar, que desean evitar, pero del que no saben ni pueden salir.

Yo no soy de los que van por ahí con moralinas ni nada que se le parezca; cada uno debe seriamente y sin mentiras autoanalizarse. Tampoco quiero dar consejos a nadie; primero, porque no me gusta recibirlos; y segundo, porque no soy modelo de nada. Sólo quiero decir que cada palo aguante su vela y que cada uno se apañe con su vida como quiera. Lo que haga será su problema.

Tras lo que he dicho, cuando consumas piensa en las consecuencias que te puede acarrear una calada, un trago o un chute… Yo lo que hago, lo asumo. Siempre lo he dicho: “A lo hecho, pecho”. YO soy responsable de todo lo que hago y de lo que dejo de hacer, eso es lo que hay. Y con aquello que no debo ni quiero hacer, le echo ganas, con dos cojones, porque no hay más, y punto pelota.

Imprimir artículo Imprimir artículo

Comparte este artículo

1 comentario

  1. Me ha gustado mucho tu artículo. Es valiente y creo que puede ayudar a quien tenga oídos y quiera escuchar.
    Te deseo mucha suerte.
    Un abrazo.

Deja un comentario

Por favor ten presente que: los comentarios son revisados previamente a su publicación, y esta tarea puede llevar algo de retraso. No hay necesidad de que envíes tu comentario de nuevo.