Queridos lectores, hoy por fin ha empezado nuestra finalización del programa Caminos de Libertad 2014, los peregrinos estábamos ansiosos de empezar el camino, y hoy por fin a las 9:30 horas nos hemos puesto en camino.

Hemos cargado los vehículos en los que nos desplazaremos con nuestras ilusiones y esperanzas a la vez que con nuestras vituallas y mochilas y nos hemos puesto en ruta. Ya cuando estábamos en carretera nos dimos cuenta de que nos habíamos olvidado nuestro GPS, el que nos va acompañando por el camino y nos ayuda a saber el tiempo que empleamos, vuelta a casa, “mal empezamos”, pero las risas y alegría no nos dejan pasar a la posible desolación.

Y el primer sello que debe
de ir en nuestra credencial

El camino en coche, acostumbrados como estamos a las caminatas, nos ha resultado tedioso y largo, no por los conductores que nos lo han hecho ameno y divertido, sino porque no es lo mismo, andar, mirar, sentir y oler que ir encerrados en un vehículo sin poder disfrutar de estos paisajes que contemplamos. Paramos en Navaleno (Soria) y en León a descansar, estirar las piernas y reponer fuerzas; en León damos un paseo por la zona monumental y visitamos la Catedral con esas cristaleras que llenan la iglesia de miles de colores y que nos dejan impresionados. Esto ya empieza a mejorar, ya comenzamos a vivir la magia del camino en todo su esplendor, calles abarrotadas de peregrinos y gente que no para de asombrarse de los edificios que hay en esta espectacular ciudad. Tenemos ganas de seguir adelante y continuar con los retos que nos hemos marcado.

Continuamos nuestro trayecto a Sarria, y cuando quedan poco más de 20 Km para llegar a destino, nuestro conductor dice “oh, oh, algo no va bien, esta Cirila ha decidido no seguir, algo pasa”, Cirila, nuestra amada furgoneta del Seminario Metropolitano de Zaragoza, empieza a negarse a subir la cuesta, pierde velocidad, y nos ponemos en lo peor, paramos en el arcén y empezamos a repasar, “temperatura, todo está bien; aceite, bien; gasoil, queda un cuarto de depósito”, nuestros mecánicos particulares avisan “ALLI PONDRA QUE QUEDA CUARTO DE DEPOSITO, PERO ESTA CIRILA TIENE SED”, y así es, nuestra aguja marcadora de combustible ha decidido ir por libre y nos ha dejado tirados, nuestros ángeles de la guardia van a por 5 litros , repostamos y “Milagro, Cirila vuelve a andar”.

Tras esta pequeña aventura llegamos a Sarria, aquí nos esperan nuestros benefactores, los padres Mercedarios; el padre Andrés nos recibe como es habitual en él, con una sonrisa, un gran número de regalos y el primer sello que debe de ir en nuestra credencial.

En fin, esto sí que es forma de comenzar el camino, y ahora después de llenar nuestros buches con viandas de estas tierras, y una ducha reconfortante, nos albergamos en estos fabulosos Albergue de los Padres Mercedarios que nos acogen siempre que venimos y se lo solicitamos. Ahora a dormir, que mañana nos espera nuestra primera prueba. SARRIA –PORTOMARIN, así que “BUENAS NOCHES Y BUEN CAMINO”