Tránsito

Escrito por: David D. N.

Siento que no te he mecido lo suficiente entre mis brazos,

que no te he abrazado todo lo necesario,

hasta traspasarte mi calor entero,

que no te he dado todos los besos y caricias que debería haberte dado.

 

Y convivo con tu ausencia,

y cuando te pienso, me desbordas.

Me desbordan todas las emociones, todos los sentimientos,

las sensaciones, las cavilaciones que desatas en mí, que me produces.

 

Me puede tu recuerdo.

Desde tus dimensiones mínimas me atraes con una fuerza gravitatoria imponente.

Y yo, no me resisto, me dejo, me abandono y voy hacia ti,

quiero ir hacia ti.

 Sueño

Ahora mismo, aún impregnado de tu ser,

tu recuerdo tan reciente me envuelve, adormeciéndome en un sueño.

Busco tu huella en mi piel, por si aún está visible,

busco tu olor en mí tratando de atraparlo,

mientras se desvanece inasible.

 

Te quiero, te amo,

vaya eso por delante de todo,

síntesis del universo completo, que una y otra vez, siempre,

despliego en mis palabras, escritas, pronunciadas, pensadas.

 

Todo lo que quiera yo decirte,

todo lo que pueda yo escribirte,

todo lo que sea yo capaz de transmitirte,

parte de ese principio

y tras recorrer cualquiera que sea el camino que recorra,

regresa definitivamente ahí.

 

Y ahora, sin ti,

me siento perdido,

cuando es en ti en quien quisiera perderme,

tú, mi territorio, mi espacio, mi luz, mi aire.

 

Estamos incomunicados, lejanos,

sumidos en una oscuridad espesa,

separados por una multiplicidad de circunstancias,

de elementos, de barreras, de distancia,

por el frío de este invierno que esta noche

siento tan devastador, tan desolador.

 soledad

Y ahora, transito el mundo a solas,

atravieso el tejido sólido, la materia densa del tiempo,

todo un universo que quiera ponerse a la contra,

enfrentado, hostil, extremo.

 

Hoy el día amanece despejado y el cielo abierto.

Desde aquí hasta el horizonte que abarca mi mirada,

el espacio aparece transparente y limpio,

y así, un frío intenso, helador,

se extiende atravesando todo el lugar sin encontrar obstáculos,

llenando esta distancia, esta realidad silenciosa.

 

Y poco apoco, vuelvo a mí, regreso hasta mi ser.

te quiero de una manera humana, entrañable, racional,

te quiero de una manera salvaje, animal, ilógica

y en todo el espectro intermedio que va de un extremo a otro.

 

Una y otra vez, te dejo entrar en mí,

inundas todas las estancias de mi ser,

calas mis cimientos, mis dimensiones más ancestrales y primitivas,

el hombre que soy, mi carne, mi humanidad, mi ser consciente.

 

Pero no estás

y día tras día, comienza a pesarme el tiempo

que se va haciendo un lastre excesivo,

anclándome a la soledad, a la tristeza.

 

Y el tiempo continúa completando sus giros, sus ciclos, sus ritmos

y una y otra vez, tras la luz, llega la oscuridad,

tránsito sucesivo y rápido de cielos cambiantes,

de azules a grises

y luego, oscuridad.

 Ave Volar

Y este cielo, antes nítido, limpio, azul,

es ahora confuso e incierto.

Y el tiempo sigue girando sin fin, interminable.

El tiempo a escala, mínimo y manejable, matemático y mecánico,

milésimas, centésimas, segundos, horas infinitas

en este reloj con que lo mido obsesivamente, observándolo fijamente,

como se va conformando, como se hace, como se deshace.

 

Y desde mi muñeca,

desde esta caja de pequeñas dimensiones que absurdamente pretende atraparlo,

se proyecta hacia arriba,

hacia los cielos que pasan como mapas sucesivos,

como una cartografía desigual e imprecisa, en movimiento.

 

Más tarde el viento cambió y lo arrastró todo,

el mundo entero

y el temporal fue arreciando, creciente,

y todo se oscureció

y el mundo ensordeció alrededor.

 

Alternancia de días y noches, de lluvias intermitentes,

y luego continuas.

La luz agoniza y la oscuridad va ganando terreno.

Quedo atrás el remanso cálido de luz del día

desvaneciéndose en el olvido, alejándose.

 

Está en proceso una sacudida violenta de la naturaleza

y el mundo queda, a merced de los elementos,

y transcurre una noche infinita, eterna, interminable

en esta soledad como de alta mar que recorro.

 

* 1º Premio categoría Poesía en el Certamen ”Picapedreros” de Poesía, Guión y Microrrelato 2014 para centros penitenciarios

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