¡La Oca conquista el Mundo!
Escrito por: el cronista enmascarado
¡Los de la redacción se han vuelto locos! Mira que desvelar todos los casos extraños que sucedían en torno a nuestra secretísima vida.
En primer lugar, la explosión del Challenger (transbordador espacial). Pues es normal que tras anunciar una pancarta de ese tipo le pusieran una bomba. Yo también lo hubiera hecho. Luego no se contentan con pasearnos por todo Manhattan sino que también nos exhibió el obelisco de Luxor en Egipto (desde ese día las visitas han disminuido de una manera estrepitosa, igual que si fueras a ver el muro de Berlín una vez derruido).
Y finalmente se mostró el edificio de donde salen nuestras maravillosas ideas que plasmamos para vuestro deleite. Y tras publicitarnos en el punto más alto de Seattle (cosa que nos salió cara pues ya habían catalogado a nuestro cartelito como de los más indeseables), os mostramos cual es realmente nuestro hábitat de trabajo. Deprimente ¿verdad? Así se nos ocurren las ideas que se nos ocurren.
Sabemos que igual es de duro para ustedes tener que aguantarnos periódicamente pero ese es nuestro sino, ustedes creen que si pudiéramos elegir hubiéramos elegido esto, yo probablemente sí, no valgo para mucho más.
También quiero romper una lanza en favor a los otros redactores de la revista, aunque no debería pues me tienen marginado, no hablan conmigo, no me escuchan, (luego, el año pasado, me di cuenta de que eran maniquíes) pero eso quiere decir algo.
Igual es de duro para ustedes
tener que aguantarnos periódicamente
Las nuevas incorporaciones tampoco han mejorado nuestra imagen. Es muy difícil pues, a estas alturas, ya sabemos que el árbol se endereza desde pequeño. Y muy pequeños ya no somos, bueno, hay alguno bajito pero esa es otra historia.
La idea de darnos publicidad en estos tan exóticos lugares ha sido del bajito (TAZ) y eso que le dijimos que para “trabajar” en la redacción de la revista no pienses y sobre todo no te esfuerces, pero como nadie hace caso. ¡Escuchadme que ya llevo aquí diez años! Lo único gratificante de nuestro duro trabajo, (porque, aunque ustedes no lo crean, esto de decir cuatro tonterías cansa) es el sueldo. El primer año no cobramos nada pero a partir de ahí, todos los años nos doblan el sueldo y las pagas extra son de la misma cuantía.
Bueno, ya tienen algo que leer en el cuarto de baño, por si acaso. Y… ¡Feliz día de Inocentes!