Empuñando el corazón
Empecé esta colaboración de la mano de Luisa Gavasa y del poeta Miguel Hernández.
“Yo empuño el alma cuando canto“, un regalo de espectáculo que nos llevó por varias cárceles recitando mano a mano a nuestro admirado poeta.
Así di con este bonito rincón del que desde entonces no me he separado.
La necesidad de comunicar,
de sentir, de transmitir
Luisa y yo, además de amistad y profesión, compartimos otras muchas cosas.
La necesidad de comunicar, de sentir, de transmitir. Entregar el alma y el corazón a cada paso. Dejarnos la piel.
Yo ya sabía de la capacidad y de la grandeza de Luisa. Encima y debajo del escenario.
De la entrega y el tesón de muchos años por seguir entregando la vida a un sueño en el que me siento tan reconocida y partícipe.
Esta profesión es una carrera de fondo. Y, dicen, que el que resiste, gana.
Por eso me he emocionado tanto viendo cómo recogía el Goya.
Porque es la prueba tangible de que cuando las cosas se hacen de verdad, con toda la entrega, el corazón, el amor, la constancia, el cariño y el talento, se consiguen.
Por eso seguiré caminando aún con mas fuerza, ganas y toda la entrega del mundo.
Gracias Luisa y… ¡Enhorabuena!