Escrito por: F. Julián S. C.

Cuenta la leyenda que un hombre cansado de ver como el odio y el rencor de un mundo ya agonizante hacía mella en los corazones de sus tres hijos, emprendió un viaje a través de un bosque frondoso, bosque al cual los aldeanos denominaban “El bosque de la luz”, en busca de la sabiduría necesaria para erradicar dichos sentimientos en su estirpe. Cuanto más se adentraba en el bosque más difícil se le hacía continuar, ya que las espinas y las enredaderas pinchaban y rasgaban sus ropas. Pasado un mes desde el comienzo de su difícil empresa, se dio cuenta de que sólo le quedaban víveres suficientes para la vuelta a casa. El pobre hombre se supo perdido y desistió en su empeño por continuar sus pasos, y al ver que la dificultad era menor ahora que al empezar el camino frenó y buscó y buscó la respuesta a tan asombroso hallazgo. Dos meses después de emprender su viaje, el hombre regresó al hogar y reunió a sus tres hijos a la luz de la hoguera y les dijo:

«Empecé mi camino con el peso de un mochila rebosante de cosas superficiales y con un camino duro por delante, con mis ideas confundidas y sin rumbo fijo, pero cuando llegué a la mitad de dicho camino y miré hacia atrás me di cuenta de que el sufrimiento es parte del aprendizaje y de que el camino correcto es aquel que te lleva a las personas que amas y decidí regresar, el camino se me hizo conocido, gracias a eso evité caer en los obstáculos que anteriormente me dañaron».

* 1º Premio categoría Microrrelato en el Certamen ”Picapedreros” de Poesía, Guión y Microrrelato 2016 para centros penitenciarios