Escrito por: Rosario M.

Escribir forma parte de mi terapia en este mundo en el que te encuentras, privado de libertad. Relatando lo que siento, mi espíritu es libre como el viento y el aire que respiro, basta decir que mi fuerza interior y física es la constante de no rendirme ante los desafíos; no soy diferente, lo que me marca son los pasos de la evolución, porque nada sucede si no estamos preparados para resistencias que es el aprendizaje que me recuerden que las tormentas de cada día me colman de sabiduría.

Las reglas del destino:

Habrá nuevas fronteras, que no sean el límite de lo imposible. Que den paso, al hábitat de la esperanza, para regresar con la voz de los locos pioneros que creen, en infinitos sueños, ante un mundo que representan historias que se hospedan en las sugerencias del tiempo, divulgando el ruido de las indiferencias en el hemisferio de la tierra.

Existe una torre de cristal que nadie logra tocar. Se resiste la fábula de la vida, donde el poder forma parte del tesoro más preciado, de la experiencia con la que se vive con intensidad aunque el control se enfoca con el realismo, como reflejados con el gesto del desierto, testigo el alma que espera por ver renacer un paisaje; como abstracto imperio de colores libres que danzan sin barreras e ideologías.

Viajar con el pensamiento, es entrar en las entrañas de la palabra, que silencia venciendo batallas. Porque sólo resisten los caminantes, que buscan logros sin escribir más argumentos a un guión que hace rostros de metáforas que son la personalidad de nuestros destinos, tan singular como quitarte la máscara a las cadenas del pecado.

A veces cuando las miradas oprimen sólo basta cerrar los ojos y envolverte en el otro lado de la luz.

* 1º Premio categoría Microrrelato en el Certamen ”Picapedreros” de Poesía, Guión y Microrrelato 2016 para centros penitenciarios