Cansancio

A veces el camino es un dejar que el cuerpo

prosiga desganado la inercia de un mal viaje.
Paso tras paso y nada.

Apeadero triste.

Paso tras paso y polvo.

Reloj circunstancial paralizado

viendo pasar los trenes y las horas,

que remueven a rachas estelas precintadas

de un ayer tan vencido,

que no sabes siquiera si alguna vez fue tuyo

o si es un sueño más, como es sueño el mirarte

y descubrir que sigues con los ojos abiertos,

a pesar de ese rictus opaco que los vela.

 cansancio

A veces el camino es sólo un laberinto,

un desandar lo andado, un tropezar, un tiento;

un dar vueltas al ritmo confuso del poema,

que no fuimos capaces de ensalivar tan sólo

y se nos hizo espina de veneno en la boca.

 

A veces el camino es un desierto frío,

un desplegar las sábanas que no dormirá nadie,

una costra de herrumbre, un sinsabor, un nudo;

un silenciar preguntas

para evitar que el hueso pesado de la vida

se desplome de pronto sobre los hombros frágiles

y nos hunda en la arena letal de los que nutren

un limbo desafecto de ventanas tapiadas.

 

A veces el camino es sólo un sin camino.

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