Viruslandia
“Virus coronados del mundo” –comenzó la alocución a sus congéneres el conocido como ‘virus 825n siendo n un número infinito solo al alcance de supercomputadoras- al llegar en este día a la conmemoración del 500.000 Aniversario de nuestro dominio en la tierra que nos permitió expandirnos en el universo, no debemos olvidar nuestra historia para no cometer los mismos errores que los humanos”
“Debemos recordar que en esa única batalla por la supremacía casi fuimos vencidos por la tenaz oposición de algunos gobernantes, científicos, ciudadanos que practicaban la solidaridad para aislarnos al mismo tiempo que nos iban exterminando. Pero fuimos fuertes ante la adversidad y, mientras en algunos lugares del mundo se mofaban de nuestro poderío (“yanquilandia”, “bolsolandia”) en otros donde la resistencia y estrategia venía siendo nefasta para nuestras huestes, la extravagante actitud de algunos humanos que querían obtener beneficios personales y partidistas, nos permitió primero resistir para posteriormente adaptarnos a las circunstancias y reconvertirnos para ser más agresivos y letales a organismos multicelulares que no tuvieron la misma capacidad de adaptación y no les dimos tiempo para generar nuevas armas químico-biológicas para destruirnos”.
“De esto debemos sacar dos conclusiones interesantes, mejor dicho importantes puesto que nos permitió estar todavía reinando en el Universo 500.000 años después: el tiempo y la unión o solidaridad hacia un mismo objetivo”.
“Mientras los humanos y todos los demás animales de la tierra fueron evolucionando en un sentido, dividiendo su cuerpo en ‘sistemas’ de sensaciones, motricidad, inteligencia (superior o inferior) interconectados con mecanismos complejos, pero por esto mismo sensibles a contingencias externas, nosotros permanecimos inmutables en esencia; un infinitesimal corpúsculo, pero eso nos permitía mutar rápidamente en lo que importaba: nuestro mecanismo de agresividad al mismo tiempo que el de adaptación a distintos entornos”.
“Por eso pudimos sobrevivir a la desaparición de nuestros huéspedes –la raza humana- e instalarnos cómodamente en animales inferiores, y a medida que éstos desaparecían usufructuar el reino vegetal y el mineral prácticamente inagotable”.
¡NO QUEDÓ NADIE!
“Solamente somos mente incorpórea y nuestro mensaje y nuestra actividad y nuestros objetivos, son transmitidos con la mente, con ésta manejamos todo; pero además atacamos en el momento preciso, cuando los humanos habían desarrollado artilugios tan increíbles como que con el poder del pensamiento podían emitir órdenes a las computadoras y a los robot que podían construir máquinas, como las naves que se pueden desplazar al espacio exterior.
Todo eso lo aprovechamos en beneficio propio, porque sin necesidad de evolucionar en organismos complejos que nos harían más sensibles a las condiciones adversas exteriores, con nuestra mente damos órdenes a las súper computadoras; nuestra infinita pequeñez corpórea permite desplazarnos llevados por la naturaleza: el agua, las motas de polvo con el viento, cabalgando sobre fotones de los rayos de luz, sobre las briznas de hierba en que estemos aposentados, o con órdenes a los robots que están a nuestro servicio para que nos trasladen”.
“Por el poder de nuestra mente ordenamos la construcción de naves por cuyo medio en estos 500.000 años fuimos poblando el Universo, un Universo Viral del que debemos sentirnos orgullosos pero que logramos gracias a la inventiva previa de los humanos. No teníamos aprensión hacia ellos, nada en contra pues inclusive nos resultaban huéspedes simpáticos, pero era una cuestión de supervivencia: ellos o nosotros”.
“Por eso en recuerdo de ellos inauguramos hoy este Museo con sus reliquias que nuestros robots han instalado para que nuestras mentes capten al detalle estas máquinas con poderosos motores con las que se desplazaban, esas fabulosas colecciones de libros que nos permiten diseccionar sus obras y su pensamiento, estos papeles todos igualitos –que ignoramos por qué causa atesoraban en tan gran cantidad no teniendo ninguna utilidad práctica- que nuestros robots encontraron en cámaras blindadas y en pocos y determinados sitios de la Tierra; este metal brillante como un sol, estas piedras de colores iridiscentes, estos abrigos incómodos a cual más extravagante, todas estas cosas inservibles y sin embargo por las que luchaban y ¡se mataban entre ellos!”
“Con la ambición de acumular cada vez más, no les importaba la suerte que podían correr congéneres cuyo objetivo en la vida era tener un mendrugo de pan para saciar el dolor de sus tripas (pues ellos necesitaban ingerir alimentos para poder vivir, y sin embargo con la abundancia de los mismos, millones de ellos no disponían de lo más mínimo). Indiferentes al dolor ajeno, pensando solamente en acumular bienes ¿para qué les servirían? que lograban NO por meritocracia sino por falta de escrúpulos. Todo eso, a no dudar, contribuyó a las disensiones que permitieron nuestro triunfo sobre los humanos”.
“Quedaron para el Museo estas cosas como un recordatorio que no pudieron llevarse a las tumbas”.
Un cuento ¿inverosímil? de César J. Tamborini Duca
Ilustraciones de 1. Oscar Ranalli y 2. Lucio Cañupan