Escrito por: Giuseppe D. L.

En la soleada campiña un viento caprichoso ondeaba las doradas espigas de trigo mientras sus largos cabellos oscuros fluctuaban como danzando, La temporada de la recolecta se acercaba y bella estaba triste, estaba sola, sola otra vez.

Sentada sobre una roca miraba el horizonte, sabiendo que él ya no estaría a su lado, ya no, nunca más. Rebobinaba todos los acontecimientos de los últimos días, la fiesta, el alcohol, la pelea, los gritos, el accidente, el hospital, las lágrimas y el silencio.

Ahora el viento parecía despejar el remolino de sentimientos contradictorios que la mantuvo despierta toda la noche. Él ya no estaría.

¿Por qué? ¿Por qué los hombres son tan estúpidos? ¿Porqué se dejan caer tanto, ciegos de ira? No tiene ningún sentido…!!Estúpidos!!

Recordó cuando su abuelo dijo que los hombres son animales peligrosos, pero ella hoy sabía que no, no todos lo son, algunos simplemente son personas rodeadas de animales.

Sus ojos se humedecieron un poco. Todavía tenía lágrimas, todavía sus adentros sangraban. Vio a Lili no muy lejos, una niñita del pueblo acompañada por su abuelo y los tres cachorritos de su perra.

Jugando con ellos cayó de bruces y ella la oyó llorar. Esbozó una leve sonrisa, y se levantó.

* 1º Premio categoría Microrrelato en el Certamen ”Picapedreros” de Poesía, Guión y Microrrelato 2018 para centros penitenciarios