De un condenado a la esperanza
Escrito por: Gabriel Elías R. V. (C.P. Zonal 8-Regional de Guayas -Ecuador)
No acierto por qué te place
dotarme de tus legados,
ya la suerte hechó sus dados,
nada a mi testa complace,
nada brota, nada nace
ni siquiera la amargura,
gozo de insipidez pura,
me resbala tu tangente,
la siento tan impotente,
que no opaca ni fulgura.
Rehúso que tú recojas
mi acre dignidad mendiga,
no me tiendas mano amiga
animando mis templanzas;
no pierdas las esperanzas,
es el consuelo de un tonto
lo ansiado no viene pronto
y la pira desvanece,
el alma invocando perece
sin avistar el portento.
La filosofía aprueba
el tener una ilusión
con pertinaz convicción
de que se cumpla la prueba;
la espera es lo que subleva
de la lucidez, su acento,
embriagando al pensamiento
de feraz melancolía,
ultrajando la ambrosía
y tornándola en tormento.
No pretendas ofenderte
si estas coplas del carajo
no profesan agasajo
al mítico afán por verte,
ya no le temo a la muerte,
no voy a pedirte ayuda,
el que espera siempre duda,
saborearte no es certeza,
es monda naturaleza
en nosotros arraigada.
Vencer sin dificultad
es tener laurel sin gloria,
no se describe en la historia
lid sin peligrosidad,
¿qué propone tu bondad?:
¿sentarme a esperar que pase
contemplando lo que yace
con glauca holgazanería,
rezando un ave maría
sin forjar el desenlace?
Tu fundamento es baldío,
vete de aquí, me fastidia,
no te metas en mis pifias,
desquicie el libre albedrío,
hoy ni en mis bríos confío
y en mi larga serenata
la melodía al mal me ata;
si sois lo último que muere,
morirme contigo fuere
lo más digno de mi errata.
1º Premio y Premio La Caixa categoría Poesía en el Certamen ”Picapedreros” de Poesía, Guión y Microrrelato 2019 para centros penitenciarios