Un trovador en Daroca
Escrito por: Ricardo M.
El cantautor sevillano Adán Carreras ofreció un magnífico recital en el C.P. de Daroca.
“El público ha sido muy agradecido, muy atento y muy caluroso aquí. En la música todos somos iguales”, afirmó el cantante.
Después del largo y cálido verano, llegó el primer momento disfrutón a Daroca.
El centro penitenciario recibió la visita de un trovador. Es el sevillano Adán Carreras. La sala se llenó para asistir a un concierto que nadie olvidará. Pantalón verde, camiseta blanca de manga corta y guitarra española en ristre, no era la primera experiencia de Adán en un centro penitenciario. El cantante, que lleva diez meses viviendo en Zaragoza, ya ha realizado tres conciertos en el CP de Zuera. “Me siento muy a gusto y muy acogido. En la música todos somos iguales”, decía en andaluz.
El presentador del acto definió al guitarrista como un “músico curtido. Lleva muchos años echados por media España y parte del extranjero. Es un lujo tenerlo aquí con nosotros”, explicó. Adán explicó que “realizo canción de autor. Toco música poética, bella, hermosa, que busca la belleza en la poesía y la armonías”, explicaba Carreras.
El sevillano se presentó ante la nutrida concurrencia. “¿Cómo están ustedes? ¿Les tratan bien por aquí?”, indicó a los asistentes al acto.
A partir de aquí de la boca de Carreras brotó durante una hora un torrente de música bella y armónica en la que dominan las letras que tratan sobre el amor. Fueron catorce temas, unos propios y otros inspirados en cantantes y poetas españoles y sudamericanos como Joao Bosco, Miguel Ángel Lichis, Pedro Luis Ferrer, Luis Felipe Barrio, Matias Ávalos o el propio Antonio Machado.
Cuando llegó el meridiano del recital, se alcanzó el climax de la tarde. Era la séptima canción del concierto, una melodía escrita por el propio autor. Estaba dedicada a uno de los lugares más bellos de Aragón: la Canal de Izas. “La canción recuerda anécdotas de la infancia cuando las chicas que te gustaban no te hacían caso. La escribí tras realizar una visita a una amiga de Jaca. Cogí después el tren hasta Canfranc y me fui a una excursioncilla hasta la Canal de Izas. Me llevé la guitarra y salió la melodía”, explicaba el andaluz.
Carreras tiene una larga carrera en la música. Nació hace 59 años, pero muy pronto se fue a vivir a Madrid. “Es allí donde llevó más tiempo que en ningún lado”. Después se fue dos años a vivir a La Habana. Ahora lleva diez meses viviendo en Zaragoza y compagina su profesión de ingeniero técnico agrícola con su amor por la canción. “Pero siempre he trabajado con la música. La música es como una pizza familiar. No alimenta a una familia”, explicaba con ironía.
Carreras tiene una larguísima trayectoria en la música española. Dio sus primeros pasos en los años noventa en Madrid. “En aquellos tiempos la capital tenía una gran riqueza musical”. El primer grupo en el que tocó fue La Oveja Negra o Gris. Luego estuvo en un grupo de samba madrileño llamado Unidos do Zuzueh. “Tocábamos samba de guitarra, tambor y pasacalles”, explica. Durante dos años se enroló en La cabra mecánica. Carreras recuerda el nombre del zaragozano Javier Macipe. “Lo conocí en el grupo madrileño llamado Ciudad frontera”. Lo último en su currículo fue el grupo Decarneyhuevo. Después comenzaron sus diez meses viviendo en Zaragoza.
Carreras tiene muchas fuentes de inspiración, pero reconoce que bebe sobre todo de dos grandes músicas: la brasileña y la cubana. “También me gustan los textos de Luis Eduardo Aute, Juan Manuel Serrat y Javier Rubial”, afirmaba Carreras tras acabar el recital darocense.