¿Está hecho el mundo actual para los niños?
Que tenemos una gran crisis demográfica mundial, es algo sabido. La mayor parte de los países del planeta se encuentra actualmente en una tasa de natalidad por mujer de 2,1 hijos. La vida actual nos está llevando a nuestra propia auto extinción.
Cada vez se tienen menos hijos, la actual pandemia no ha ayudado mucho. Hemos pasado en un par de décadas de ser demasiada población, a comenzar a tener miedo por ser demasiado pocos.
Señoras y señores, hay que ponerse a tener hijos. Pero, ¿la forma de vida actual nos ayuda a ello? No, la respuesta es claramente no. Da pavor, pero es que no.
Muchos países se supone que hacen esfuerzo para ayudar a que la natalidad aumente, países que llevan años con este problema como Alemania, dan más flexibilidad y más tiempo de permiso de maternidad y paternidad.
Aun así, tener un hijo supone en la sociedad actual casi un constante estrés, sobre con quien dejar al niño. Lo cual nos lleva a externalizar, para que los niños tengan la edad que tengan, puedan ser atendidos por otros en los exagerados horarios de trabajo (más comidas, más desplazamientos) de los padres.
Se convierten en niños cuya educación se externaliza y apenas están con sus padres unas pocas horas al día. Las vacaciones de los menores suponen otro problema. Y todo esto son problemas para las personas que quieren tener hijos, pueden tenerlos y tienen dinero para ello. Porque tener hijos supone mucho dinero, supone tiempo… narrado así, tal como lo cuenta nuestra sociedad actual, nos venden un mal sueño, en vez de una experiencia vital de amor puro, absolutamente irreemplazable.
Nos estamos perdiendo parte de la vida, porque no nos damos cuenta de lo que realmente es importante.
Hijos que se pierden a sus padres, sobre estimulados, con demasiadas actividades, y destinados a una posterior soledad cuando sean lo suficientemente mayores para quedarse solos en casa.
Es realmente deprimente, escuchar y leer estas realidades, totalmente mal enfocadas. Así, señores y señoras de los gobiernos, no se soluciona un problema que nos pisa los pies, que necesita una rápida solución.
Somos esclavos de los trabajos, como si únicamente tuviéramos que vivir para ellos, y para nuestro ocio individual. Este sentimiento individualista y egoísta, nos hace peores personas y nos distorsiona a nosotros mismos.
Vamos a abrir los ojos y despertar, a ver lo que se nos viene encima y reformular un mundo que no está hecho para las familias. Es irónico que vivamos en un mundo que no está hecho para las familias, cuando todos tenemos una. Quizás, sea el momento de plantearse que la infancia no es algo a vetar, que los niños dejen de crear fobias y que las familias, siempre serán necesarias.
La sociedad debería centrarse en las familias, si no queremos que nuestro individualismo mate lo que no ha podido matar el Covid. Finalmente si se prioriza la producción a las familias, ¿nadie entiende que nos quedaron sin personas para las que producir?