El señor Don Gato

Al olor de las sardinas
El gato ha resucitado,
Marramiau, miau,miau,miau,
El gato ha resucitado.

(Canción infantil de corro)

El gato salvaje – bautizado felis silvestris catus por Linneo- pudo ser conocido por los humanos hace unos nueve mil años y el proceso de domesticación tendría lugar unos cinco mil años después en Egipto. Escribió Herodoto: “Cuando en una casa egipcia se declara un incendio, sus habitantes se preocupan más de los gatos que del fuego (…) Si un gato muere de muerte natural, los moradores se rasuran las cejas, colocan el gato embalsamado en un compartimento secreto y lo transportan a la ciudad de Bubaitis”.

Gato con botasEl gato es uno de los signos de los horóscopos vietnamita y chino. Su relación con el hombre no siempre ha sido placentera, pues en la Edad Media e incluso en tiempos no tan lejanos estuvo mal considerado al ser asociado a la brujería por amplios sectores de la población. La presencia de gatos negros trae para unos malos augurios, aunque, como sobre supersticiones hay colores, para otros es señal de buena suerte.

Junto al perro, es el animal de compañía preferido y ha sido protagonista destacado en todas las manifestaciones de la cultura en cualquier época.

Está presente en muchos refranes populares que introducimos en nuestras conversaciones habituales: Gato escaldado del agua fría huye. De noche todos los gatos son pardos. Gato con guantes no caza ratones. Con los curas y los gatos, pocos tratos. Cara de beato y uñas de gato. Febrero, gatos en celo. La curiosidad mata al gato. Buscar cinco (o tres) pies al gato. Poner el cascabel al gato. Aquí hay gato encerrado. Si vols tindre content al gat, ráscal`i el cap. Dar gato por liebre. Llevarse el gato al agua,… Dejarse los pelos en la gatera. Como gato panza arriba. …. ¡Gata! ¡Miau!…

No es mi intención ser exhaustivo, solo pretendo mostrar en breves ráfagas, con criterio que inevitablemente será aleatorio y subjetivo, el impacto de nuestros amigos los gatos- elegantes y egoístas- en todos los ámbitos culturales. Veamos algunos ejemplos.

Gatos, artes y humanidades

En la literatura, en el siglo XVII, Lope de Vega en La Gatomaquia narra los devaneos de la coqueta Zapaquilda con sus pretendientes Marramaquiz y Micifuz y algo más tarde, en 1697, Charles Perrault nos cuenta las andanzas y buenas obras de un agradecido y audaz felino en favor de su benefactor- al que presenta como marqués de Carabás- en El gato con botas, que ha hecho las delicias de los niños en todos los tiempos y que ha sido llevado a la gran pantalla en distintas versiones. En el siglo XIX Edgar Alan Poe publicó El gato negro, excelente cuento de terror psicológico. Es por otra parte conocida la especial empatía con sus gatos de autores célebres como Julio Cortázar, Jorge Luis Borges y Francisco Umbral, por citar algunos en lengua castellana.

CortázarTambién nuestros amigos han sido ensalzados por la música. Señalemos el musical Cats de A. Lloyd Webber, que tomaba como referencia versos de T.S. Elliot, de gran éxito en Londres y Broadway en la década de los ochenta del pasado siglo. El grupo The Cure alcanzó una notable popularidad con The love cats, Roberto Carlos vendió millones de discos de su canción El gato que está triste y azul y Rosario Flores hizo lo propio con Mi gato. Freddy Mercury era fan de su gato.

Jeroen Anthoniszoon van Aeken, El Bosco, los inmortalizó para las artes plásticas en El jardín de las delicias y Pablo Ruiz Picasso, recogiendo otro dicho popular, fundó la tertulia Els quatre gats, denominación que adoptaron conocidos restaurantes de Barcelona y Sitges.

Su presencia en el cine pudo iniciarse con el film mudo de animación de 1917 Félix el gato de Pat Sullivan. Encandilada con su gato aparecía Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes. Marlon Brando, en el papel del mafioso Vito Corleone, acariciaba cariñosamente al suyo en El padrino y un siamés ayudaba en sus conjuros a Kim Novak en Me enamoré de una bruja. Y cómo olvidar a Chesire, el gato de Alicia en el país de las maravillas o Los aristogatos de la factoría Dysney, donde se cuentan los amoríos de Duquesa y Pat O´Malley, o a Tom y Jerry y al gato Silvestre.

La ciencia y los gatos

Recordemos en la ciencia-ficción la novela Los viajes de Tuf, de Georges R.Martin y La llegada de los gatos cuánticos, de Frederick Phol, que ubica a los gatos en un universo paralelo. En el cine merece especial mención su presencia destacada en Alien, el octavo pasajero, de Ridley Scott.

En ciencia comenzaremos por un rápido repaso a algunos aspectos de la anatomía y fisiología gatunas consultados a fuentes veterinarias. Al no tener glándulas sudoríparas, el pelo sirve de ayuda a los gatos para resguardarse de los cambios térmicos agudos y los pelos del bigote les aportan especial agudeza olfativa. La visión en la oscuridad se debe a la presencia en la retina de una sustancia denominada tapetum. Otras glándulas localizadas en barbilla, sienes y cola emiten feromonas que utilizan para marcar el territorio. La gestación tiene una duración aproximada de sesenta días.

Schrodingers cat“Siete vidas tiene un gato”.., y las mujeres tres o cuatro, que añaden algunos malévolos, o “los gatos siempre caen de pie”, son frases que aluden al hecho de que si se les abandona desde cierta altura, llegan a tierra sobre sus cuatro patas. La razón es porque, al caer, aunque su centro de gravedad describe la vertical, el animal, mediante contracciones musculares, consigue girar su cuerpo respecto a dicho centro hasta colocar sus cuatro patas hacia el suelo.

Pero su mayor momento de gloria lo consiguen en la Física con una de las más célebres paradojas de la mecánica cuántica, la conocida como del gato de Schrödinger, que se utiliza frecuentemente para remarcar las diferencias entre el mundo cotidiano y el cuántico .En este último las leyes de la física clásica no funcionan y son las probabilidades las que gobiernan.

Simplificando se podría explicar así: Un gato está encerrado en una caja opaca sin ningún agujero. Contiene un frasco con gas venenoso conectado a un dispositivo que permite romper dicho frasco y que se activa con una partícula cuántica (por ejemplo un electrón o un protón). Se lanza esa partícula, que tiene la opción de viajar por dos caminos: si va por la izquierda se activa el mecanismo, se rompe el frasco y el gato muere y si lo hace por la derecha no se activa y el gato vive. Pero, al tratarse de una partícula cuántica, se produce una superposición y pasa por la derecha y por la izquierda simultáneamente, por lo que el mecanismo se activa y no se activa y así resulta que el animal se encuentra en un estado de superposición, inconcebible con los parámetros del mundo macroscópico, vivo y muerto a la vez. Al abrir la caja y observar colapsa la superposición y el gato estará muerto o vivo. Más sencillamente: cuando no es observado no está ni muerto ni vivo, sino en un estado de ambas posibilidades y solo pasa a estar vivo o muerto al ser observado.

La joven escritora y doctora en ciencias físicas Sonia Fernández-Vidal dedica al famoso gato un poema festivo, “Amor cuántico”, en su libro Quantic love del que extraemos la siguiente estrofa:

Schrödinger tenía un gato
que estaba vivo y muerto a la vez
Yo me muero por ti, cariño
Eres mi amor cuántico
en el vacío cósmico
mmm…

Albert Einstein, uno de los primeros impulsores de los postulados cuánticos para la correcta interpretación del efecto fotoeléctrico, expuso sus discrepancias resumidas en la conocida frase “Dios no juega a los dados” y propuso unas variables ocultas, que fueron desestimadas con los experimentos de Alain Aspect. Pero la física cuántica avanzó y hoy es parte de nuestra vida con el láser, la microscopía avanzada y su influencia en la Química moderna y la Bilogía molecular, la nueva encriptación y las prometedoras investigaciones para los ordenadores autoensamblables de un futuro no muy lejano.

En otro orden de cosas, la prensa especializada se hacía eco hace unos meses, de la decisión de gobiernos de todo el mundo de adoptar medidas drásticas, incluida la erradicación, para acabar con los gatos asilvestrados por su acción depredadora de lagartos, aves y otras especies. En España afectaría especialmente a algunas de las islas canarias. Según medios científicos se deben atacar con decisión el problema en aras a la preservación de la biodiversidad.

Homenaje final

Confieso mi afecto especial por los gatos, que viene de la infancia en los Monegros, donde en todas las casas de vecinos se hacían imprescindibles para contrarrestar el efecto pernicioso de los abundantes roedores. Vienen a mi memoria los aullidos de sus peleas y reuniones orgiásticas nocturnas por las calles desiertas y también- porqué ocultarlo- los apedreamientos pandilleros ocasionales a que les sometíamos por la malicia a veces desbordada de la etapa infantil, en que no todo eran bondades.

Ya en la ciudad tardé un tiempo en recuperar su compañía y en la actualidad comparto amistad con Claudio Camilo, que seguramente sería más libre y feliz haciendo incursiones por los tejados de mi pueblo, Peñalba.

Como remate a este artículo me adhiero al homenaje que Federico García Lorca les rinde en Canción novísima de los gatos, de la que selecciono los primeros versos:Claudio amigo

Mefistófeles casero
Está tumbado al sol.
Es un gato elegante con gesto de león,
Bien educado y bueno,
Si bien algo burlón.
Es muy músico; entiende
a Debussy, más no
le gusta Beethoven.
Mi gato paseó
de noche en el teclado,
¡ oh, que satisfacción
de su alma! Debussy
fue un gato filarmónico en su vida anterior.

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1 comentario

  1. Que maravilla de articulo! Yo tambien comparto la afición por los gatos y da gusto leer un artículo como este.

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