Escrito por: Daniel M.T.

Mi madre siempre ha luchado por sacarme del camino

de la delincuencia, la droga y el presidio.

Van pasando los años y sigo en este camino,

pero ella, “mi madre”, nunca se ha rendido.

Sigue luchando para que sea el hijo

que siempre ha querido;

sabe que es una batalla difícil de ganar,

pero se arma de uñas y dientes pensando que lo conseguirá.

No he parado de darle disgustos y tristezas,

pero ella siempre me recibe con una sonrisa de oreja a oreja.

No se rinde, sigue luchando

para que salga de este pozo,

pero no paro de equivocarme

y me meto en él cada vez más hondo.

Hoy sigo entre rejas, privado de libertad

echando mucho en falta, los abrazos que ella me da.

La quiero más que a mi vida, esa es la pura verdad,

y es que como el amor de mi madre, no hay ninguno igual.

Siempre está ahí, dándome ánimo y fuerza

para poder llevar esta rutina que tanto me cuesta.

No se cansa de luchar

para verme fuera de aquí,

es como un ángel de la guarda

que siempre vela por mí.

* 1º Premio categoría Poesía en el Certamen ”Picapedreros” de Poesía, Guión y Microrrelato 2017 para centros penitenciarios