Estrella y Luna
Escrito por: Rafael J. J.
¡Ay, una estrella chiquitita en el cielo! presiento que me vigila, vuela bajo y casi todas las noches la tengo frente a mi ventanal, con un brillo entre mi almohada que parece adornar la triste cama donde descanso.
Oigo alguna que otra tenue risita y cuando me extraño, hace que baje la luna para que la acompañe, entonces oigo ecos que me resultan familiares ¿Quién puede ser que en mis noches solitarias me acompañan? Que me ponen contento y me hacen olvidar el sitio donde solo murallas puedo contemplar.
Es una fuerza extraña que solo me hace recordar escenas que están grabadas más allá de la inmensidad. Son mis hijos, que se convierten en estrella y luna. Mi hija en estrella y la pícara me vigila, su voz angelical me hace reír alumbrándome las noches oscuras. Princesita de la noche y presumiendo de ser mi Ángel de la Guarda. Cuando entra más la profunda noche, me empieza a besar. Unas cuantas gotas de lluvia se ven tras el cristal de mi ventana, son sus lágrimas, se acerca el día y se tiene que alejar.
Mi hijo, convertido en luna, hace de hermano mayor para que no se pierda por el Universo. Él, mi hijo, guarda más la compostura aunque no puede evitar echarme de menos. En sus ojos se refleja el amor que nos une. jurándome honor y lealtad, poniéndome la espada en la mano para que luche y me mantenga jugando a ser hombre con alma de niño. Me dice que aguante, que resista y para eso me da su calma, para que pueda descansar y esté tranquilo.
Surgen de la nada una estrella y una luna. con las almas desamparadas, que a mi corazón llaman suplicando que no acabe la noche. Pero aparece la mañana y tan solo queda el rescoldo de la noche. Se alejan en la madrugada, la escarcha va cayendo y, en mi celda de ellos tan solo me quedan sus respiros.
Y espero la noche con ansias, pero esta noche no los oigo, creo que han perdido el rumbo y se han perdido en el Universo y sigo esperando. Abro la ventana, esta noche es fría, hay niebla. No hay estrellas ni luna. Les grito a ver si me contestan y tan solo oigo mi propio eco. Cierro temblando y dormido me quedo, de repente los veo, mi estrella chiquitita y mi luna resplandeciente.
Ahora aparecen en sueños, sonrientes. Ves papá, aquí seguimos estando, velando por tus sueños, arropándote en las noches frías, diciéndote lo mucho que te queremos. Esperándote con ansias.
Y aquí perseveramos, mordiendo los minutos del tiempo, aguardando con ilusión tu amor y tu libertad.
* 1º Premio categoría Microrrelato en el Certamen ”Picapedreros” de Poesía, Guión y Microrrelato 2018 para centros penitenciarios