Escrito por: Juan y Daniel

En estos días hemos tenido el honor y el placer de recibir en nuestra aula sociocultural de Daroca a Pilar Sancho que desde hace ya algunos años es una estudiosa apasionada de esta técnica, arte o incluso podríamos llamarle ciencia de la grafología. Fue una charla sumamente entretenida e interesante que nos tuvo a todos en plena atención despertando mucho interés en todas sus explicaciones. Pues allí descubrimos algunos matices de la propia personalidad que inconscientemente se reflejan en algo tan aparentemente simple como pueden ser los trazos de nuestra escritura.

Nuestra letra es como un ADN de la propia personalidad que vamos encriptando, transformando y evolucionando en el transcurso del tiempo, teniendo en cuenta las posibles variables añadidas y modificantes según el estado de ánimo de un periplo concreto de nuestras vivencias y experiencias.

Por todo ello para realizar un estudio grafológico lo más fiel posible a la realidad se precisaría de al menos varios escritos de una misma persona en el transcurso del tiempo. También es de destacar que la práctica de un buen hábito a la escritura con la corrección de los propios defectos puede tener un efecto boomerang en reparar y corregir a la propia personalidad.

A más de uno nos pudo sugerir la idea, después de algunas variables básicas en grafología que aplicándolas a nuestra escritura podríamos aparentar lo que en verdad no somos en relación a nuestra personalidad. Pero ocurre que más pronto que tarde afluye el propio carácter y se deslumbra la realidad, quizás tan solo algunos expertos impostores puede que consigan parcialmente este objetivo.

Nuestra letra es como
un ADN de la propia personalidad

Dicha técnica es utilizada precisamente en el ámbito de la psicología, derecho, policial… y como grafoterapia donde se cura a través de la letra y escritura, ya sea por un déficit de atención como mejora del carácter de la persona. Los trazos más destacables que se nos mostró en dicha conferencia fueron en referencia a los tipos de letras, inclinación de la letra, rúbrica y firma, así también como el uso de los espacios del folio.

Por ejemplo, una letra pequeña indica una personalidad tímida y con cierta baja autoestima, mientras que una letra grande indica una personalidad extrovertida y con bastante autoestima. Otra característica significativa es la letra picuda que nos indica una seriedad de la persona, autoritario y si las letras se inclinan hacia adelante indica una visión hacia el futuro, mientras que una letra redonda nos indica una personalidad amable, abierta y simpática entre otras muchas características según el grosor e inclinación de las letras.

Por último, estuvimos viendo diferentes firmas notables como la del ya fallecido Osama Bin Laden como también la del Príncipe de Asturias y la de la Princesa Doña Leticia, donde pudimos observar como la firma de ésta sufrió un notable cambio después de formar parte de la monarquía al casarse con el Príncipe de Asturias.

Por todo ello, bienvenida esta conferencia lúdica e ilustrativa, donde aprender no ocupa lugar.