Ocho segundos, un breve tiempo demasiado largo: espectáculo rural argentino
Fue en domingo, ciertamente el domingo pasado y con un calor increíble para ser invierno, una sensación térmica de 42º a la sombra. Era una jineteada a lo que se llama doma en esta región, es un acontecimiento tradicional argentino, aunque debo confesar que fue la primera vez que asistí a uno.
Llegué al predio en una zona rural después de 40 minutos de viaje y pagué la entrada (unos €5). El lugar había sido acondicionado para tal evento. En medio del espacio general arbolado estaba uno alambrado libre de vegetación de unos 50 metros de ancho por 100 metros de largo que lo llamaron cancha. Al frente de éste un palco precario y el sonidista a la par. Hacia el otro extremo el corral con los potros que son usados para estos eventos y no están amansados.
En medio de la cancha estaban instalados dos postes fuertes y altos separados a unos 20 metros con sendas banderas y un sujetador para inmovilizar al animal hasta que suba el jinete y uniéndolos, una cinta celeste y blanca para la inauguración.
Llegado el momento luego de dos largas horas y con todo el público que había llegado allí de varias formas y portando sus sillones, mesas y utensilios para almorzar el asado a la estaca que se vendían por kilo por los inauguradores. Además había una cantina bien provista. Estaban los políticos, los músicos, la ambulancia, la policía provincial, los animadores, un payador que hacia versos de forma espontanea, sobre la mesa del sonidista la imagen de un santo local, pero lo que no hubo era un sacerdote para bendecir el lugar, ya que ese día se inauguraba.
Algunos recibieron fuertes golpes,
pisadas y potros que se le sentaron encima
Me instalé a la derecha de un árbol de sombra rala, ya que más tarde la sombra sería mejor y bien cerca del alambrado para poder tomar las imágenes, siempre de pie. A la hora señalada de inicio habló el intendente municipal y sortearon a los jinetes.
Estaban en el fondo 5 tropillas con 70 montados; a cada animal se lo monta solo una vez. Por orden se sujetaba con el cabezal y se los largaba cuando cada ‘clinero’ estaba bien sujeto sobre el lomo. Esta primera parte era la categoría crina limpia, el jinete debe permanecer sobre el animal sin montura, solo sujeto con una tira de cuero colocada entre el cuello y el pecho del potro y junto con sus clines durante 8 segundos, pero con espuelas para dar mayores bríos a las bestias, como si su corcovear no fuera más que suficiente y un rebenque en la otra mano.
Luego de durar ese tiempo preestablecido los apadrinadores, que son dos hombres de a caballo lo franquean por los lados para liberarlo de la situación, los demás jinetes que no llegan a ser rescatados fue porque caían o se tiraban antes de completar el tiempo. Algunos recibieron fuertes golpes, pisadas y potros que se le sentaron encima lastimándolos seriamente pero a solo unos pocos. Luego de la primera en conjunto de música del litoral, más específicamente Chamamé (música regional que ampliare en otra nota), se pusieron a ejecutar sus sones melodiosos y las parejas del publico comenzaron a danzar con estilos propios.
Luego de ese tiempo me retiré del lugar, aun faltaba mucho pero estaba agobiado y sediento. De allí por abajo del puente General Belgrano llegué a la casa de un amigo a beberme unos Tereré bien fríos (otro día te explicare que se trata) y luego tome el transporte público de regreso a la ciudad…
Aquí termino esta jornada y para que aprecies mejor mi derrotero te adjunto varias fotografías. Ademas estos vídeos los subi para ti….
Me despido de ti con un fuerte abrazo y dejo todo mi afecto y un hasta pronto querido amigo.
Roberto
Aporte de información:
Este suceso tuvo lugar el 26 de septiembre de 2012. Hago la aclaración por que en el relato explico que fue en invierno. Gracias y mucha felicidades para todos.
La doma es un deporte de los campos latinos, solo que es mejor sin espuelas para alterar al hermoso corcel.
Es un tema que me gusta por lo costumbrista, muy bueno tu relato Roberto.
Un abrazo
Van mis felicitaciones Roberto por tan distinguido relato que acompañado de fotos y videos lo hacen aún más ilustrativo. Son nuestras raíces, son nuestras costumbres y merecen que el mundo los lea. Te saludo con gratitud.
Muy buenas las fotos y el video. Muy buena la calidad de imagen.