Escrito por: Eduardo

El pasado viernes 18 de Mayo vinieron a visitarnos, en la escuela del centro, los ilustres señores D. Joaquín Carbonell y D. Roberto Miranda para hablarnos de sus libros publicados, proyectos por venir y trabajos que están realizando.

Tanto Joaquín como Roberto rompieron rápidamente el hielo y la seriedad del lugar con sus relatos personales y lectura de parte de sus libros. Fueron unos minutos únicos donde los aragoneses reían más que los foráneos, dado que su humor, con un tono somardo, era bien entendido por los de Aragón, un humor bien rebuscado. A pesar de todo ello, el resto también supimos vislumbrar su enorme talento y sentido del humor.

El libro que nos facilitaron y leímos antes del día del evento fue “Aragón a la brasa”, que aunque parezca un libro culinario, en verdad trata de la vida cotidiana y los disparates que a veces se realizan para crear una nueva ley o decreto. Ya en el evento que duró casi dos horas, también estuvieron leyendo parte de los artículos de ley plasmados en el libro “Proyecto de Estatuto de Aragón plan B”, donde se realiza una profunda valoración sobre tanto estatuto institucional con escasos resultados.

Ambos autores nos estuvieron explicando que su horario de trabajo, para realizar tales obras, era de 9:00 a 10:00 de la mañana, día tras día, momento en que ambos plasman sus ideas, y se complementan con la intervención del otro como una simbiosis perfectamente sincronizada.

Sintiéndonos privilegiados por
compartir unos momentos únicos

Finalmente, Joaquín nos deleitó con un recital musical con canciones sacadas de su zurrón de autor, alguna de ellas con letra de Labordeta. En el último bis, de los tres que hubo, Joaquín nos obsequió con una canción propia e inédita, donde se recordaba al jubilado griego que se inmoló delante el Parlamento de Grecia, con una letra inteligente y un tono musical que emocionó a todo el público, sintiéndonos privilegiados por compartir, junto a Joaquín, unos momentos únicos.

Fue un acto particularmente sorprendente en el que nos hicieron sentir lejos de estos muros -que muchos dicen, que nos protegen del exterior y evitan la masificación de los centros…- y donde también intentamos buscar la ironía de una cruda realidad que nos impide sonreír tanto como debiéramos; pero eso será otro proyecto, tal vez con la ayuda de Joaquín y Roberto, en otra posible visita de estos dos seres tan grandes que nos hicieron pasar tan buenos momentos, únicos, a pesar de nuestra monótona rutina carcelaria que se rompe gracias a actividades como esta.

¡En fin mañicos, a tomar cierzo fresco!