Según la Dirección del Centro Penitenciario de Mansilla de las Mulas, la comunidad de Módulos de Respeto es un espacio penitenciario organizado para lograr un clima de convivencia óptimo para la consecución de los objetivos terapéuticos de los residentes. Ocho módulos de la prisión de León han acabado con muchos mitos carcelarios: es posible salir mejor de lo que se entra, la convivencia ordenada es posible.

Amanece. Son las siete y media de la mañana y los internos de la prisión de Mansilla que pertenecen a los Módulos de Respeto se levantan. Comienzan a prepararse para acometer las actividades del día. A las ocho pasan el recuento perfectamente aseados, vestidos y de pie. La celda, ya ordenada y fregada, permanecerá abierta hasta que regresen a la hora de comer.

Después del desayuno, asisten a la reunión diaria con el Educador del Módulo, quien repasa la evaluación del día anterior, y después de tratar temas de carácter general atiende por orden a los internos que previamente lo hayan solicitado.

Nadie podría imaginar que esto esté sucediendo en una cárcel española, con los problemas de masificación, diversidad de etnias y una amplia variedad de perfiles. Gente que ha ingresado por primera vez en prisión convive en paz con multirreincidentes, delincuentes de “guante blanco” con homicidas o narcotraficantes de primer nivel con simples “camellos”. Reina el respeto. No hay peleas ni robos… y la droga no impone su ley.

Reina el respeto. No hay peleas ni robos…
y la droga no impone su ley

Son las diez y media de la mañana. Ni en la sala ni en el patio de estos módulos hay un solo interno. Aún no ha finalizado la primera actividad de la mañana y, por lo tanto, todos los internos deben de estar en su puesto: practicando deporte, trabajando en un taller ocupacional, asistiendo a algún curso o trabajando. Aquellos que optaron por los deportes se han machacado durante una hora y media en el gimnasio haciendo boxeo, fútbol sala, musculación, baloncesto o voleibol. Otros prefieren matar las horas en alguno de los talleres artesanales, cuyas especialidades están centralizadas por módulo: carpintería artesanal módulo 8 (M-8), cerámica, barcos (M-7); o espejos, hilo y artesanía en latas (M-6).

Dentro de un amplio abanico de posibilidades, los internos pueden escoger las actividades de forma voluntaria al ingresar a uno de los Módulos de Respeto (MR), a las cuales deberán asistir obligatoriamente durante los siguientes tres meses. Los presos participan activamente en la gestión de las actividades e incluso algunos dan clases al resto de los compañeros. Una forma de organizar la convivencia dentro de las prisiones que favorece la reinserción.

Para ser aceptados en alguno de los MR, estos internos sólo se tienen que comprometer, por escrito, a cumplir unas normas muy exigentes. El sistema rompe de esta forma con la tradición penitenciaria que clasifica a los presos por lo que han hecho o cómo son, e invierte la tendencia al adoptar como criterio principal lo que los internos quieren hacer o ser a partir de ahora; en definitiva, encon¬trar una nueva vocación. Su beneficio adicional es vivir en un entorno mejor.

Son las doce del mediodía y los internos tienen la mitad de la jornada ganada. No han perdido el tiempo, sino que lo han restado de lo que les queda de condena haciendo algo útil o saludable para su cuerpo o su mente.

Los módulos de respeto
surgieron hace siete años

Los módulos de respeto surgieron hace siete años en el Centro Penitenciario de Mansilla de las Mulas, en León, cuando su equipo directivo se planteó implantar un sistema de organización que ayudara a acabar con la idea de que “los presos son personas que están encerradas y se pasan horas sin hacer nada“, según palabras de su Director, José Manuel Cendón. En definitiva, se intentó aplicar, hasta donde fuera posible, el espíritu de la Ley Orgánica General Penitenciaria, que establece que las cárceles tienen como fin primordial la reeducación y la reinserción social de los sentenciados.

“Esto no puede compararse a ninguna otra cárcel”, explica uno de los internos del Módulo 5. “Hay respeto y buena convivencia, aunque siga siendo una prisión”. La organización de estos módulos es singular. Cada preso es asignado a un grupo, el cual tiene un responsable. Cada acto tiene consecuencias, el interno es calificado por el funcionario según su actitud. Las notas son “normal”, o mejor aún, “positivo” si es que ha destacado por algo, y “negativo” en el caso que incumpla alguna de las normas. Semanalmente, esa calificación, ya global, puede transformarse en “favorable”, “normal” o “desfavorable”. Tres de estas últimas o la acumulación de negativos suponen la expulsión del módulo a otro de menor gradación.

“El principal beneficio, a mi entender, como persona y como profesional, es la calidad de vida que se le ofrece al interno”, es lo que señala Pablo, actual educador del módulo siete y que a lo largo de su carrera profesional ha trabajado en Centros de Barcelona y Burgos, y no hasta hace mucho era funcionario de vigilancia en el Centro de Mansilla. Y agrega: “Tratamos de que ningún interno sea condenado por segunda vez, ya que, muchas veces, lo peor no es la condena que traemos, sino la convivencia”.

Por la tarde, y luego de descansar dos horas y media en sus celdas, se reinicia la tarea con la última actividad del día. A excepción de la hora de la “siesta”, las puertas de todas las celdas están abiertas, lo mismo que las de un cuarto-almacén donde los internos dejan las pertenencias que no les caben en sus celdas, cuya limpieza y orden llama la atención.

Voluntariedad y participación

El director de la prisión, José Manuel Cendón, explica que el objetivo de los Módulos de Respeto es “crear un nuevo tipo de cárcel alternativo a la tradicional y mitificada sub-cultura penitenciaria que choca con los objetivos de reinserción”. La voluntariedad y la participación son su talón de Aquiles.

Pedro, funcionario, realizó el primer servicio como funcionario en los módulos de respeto: “Los módulos de respeto fueron un oxígeno para la prisión. El funcionario trabaja más a gusto, pero también se tiene que implicar un poco con los problemas que van surgiendo y no decir esto ya está hecho”.

A todos les interesa, especialmente, que sus compañeros cumplan las normas, ya que al final de la semana se hace el recuento de “negativos”. El grupo que más acumula será el último en escoger las tareas de los siete días siguientes… y eso supone apechugar con la más penosa. Por tanto, es el propio grupo el que ejerce un control sobre sus miembros, el que llama la atención y, en muchas ocasiones, corrige conductas. Un verdadero modelo de auto gestión y auto control social.

“Aquí un responsable llega a serlo porque tiene ascendencia sobre el resto, por preparación, personalidad o cultura y, porque además, pone estos factores al servicio de sus compañeros“, nos comenta Samuel Gálvez, un interno que lleva varios años de “talego” y es encargado de uno de los siete grupos de aproximadamente veinte miembros en los que está organizado el módulo seis.

Una semana aquí pasa mucho más rápido
que un día en cualquier otro módulo

Junto al resto de encargados de grupo, miembros de las diferentes comisiones y los internos que lo deseen, Samuel participa en la Asamblea del módulo, que se celebra cada sábado por la mañana después de la limpieza general y que es dirigida por un coordinador. Un secretario levanta acta y en ella se plantean los problemas, sugerencias o iniciativas que surgen durante la reunión.

Además de los grupos, cada módulo cuenta con una serie de comisiones, como, por ejemplo, la de “acogida”, que se encarga de ayudar al interno que acaba de llegar a dar sus primeros pasos en el módulo; la de “convivencia”, que media cuando hay algún conflicto entre internos (está absolutamente prohibida cualquier manifestación de violencia, verbal o física); las de cultura, deporte o reciclaje, que organizan distintos tipos de actividades o eventos. “Una semana aquí pasa mucho más rápido que un día en cualquier otro módulo“, agrega otro interno.

Sin embargo, y a pesar de todo lo positivo de este proyecto, no todo son rosas. Pablo nos confiesa: “Siempre te vas a encontrar detractores, pero hay un tema claro: esta iniciativa está reconocida a nivel nacional. Este modelo se iba a exportar a Colombia, y el año pasado a Dinamarca“. Y añade: “…la masificación influye mucho en la dinámica que hay en los módulos, en el tratamiento y la principal función que tiene el profesional o el equipo de tratamiento”.

Al consultarle acerca del criterio que se sigue para seleccionar qué interno es idóneo para poder incorporarse a un MR, Pablo nos aclara: “…hay una hoja de compromiso de conducta. La entrevista se realiza en el departamento de Ingresos, que es la principal fuente de información para decidir qué internos pasarán a los MR. Allí se le explica al interno el compromiso de conducta, la dinámica y las reglas de los MR. Luego se estudia el caso, teniendo siempre en cuenta que el ingreso a estos módulos es voluntario”.

Llega la hora de la cena, y el día prácticamente ha pasado. Casi novecientos internos se preparan para descansar después de un día con muchísima actividad. Otro día que han aprovechado para reforzar valores como la convivencia, la responsabilidad, la disciplina y el respeto hacia uno mismo y a los demás, algo que seguramente les será de suma utilidad cuando regresen a la sociedad.

Sousa, preso desde hace cuatro años, define la esencia de los módulos de respeto: “El hombre de verdad, al ingresar en prisión, inocente o culpable, viene aquí a pagar su condena en paz y volver lo más rápido posible a su vida. Contiene a sus compañeros, no se envuelve en planes de fuga, asuntos de peleas, drogas o cuchillos, para no comprometer su objetivo de volver a casa. La Administración, por su parte, dispone los mecanismos necesarios para una buena convivencia y una calidad de vida más saludable. Ahora, estar todo el día tirado en un patio sucio, o pasar el día entretenido o aprendiendo cosas nuevas en un lugar sano, dependerá de lo que quiera cada persona. La elección es de cada uno”.

BALANCE
Internos beneficiados: 900
Módulos de Respeto en funcionamiento: 8